Todo empieza cuando un objeto pequeño se introduce en la concha de una ostra e irrita el molusco en su interior. Este objeto puede ser una lombriz, un grano de arena o alguna otra sustancia. Cuando el intruso lo hace entre la concha y el manto llamado nácar, el mismo material con que esta hecho su caparazón.
De
esta manera coloca varias capas hasta que el cuerpo extraño queda convertido en
perla. La “madreperla” no es una especie
de ostras que se comen, y en realidad no es una ostra, sino una caricatura
parecida a un mejillón. Se puede afirmar
que casi cualquier molusco que vive en una concha de fondo perlado puede
producir una perla, aunque es muy raro que suceda.
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