Reconoce el poder del valor
dinámico de la palabra.
Que lo que digas sea verdad y que tus palabras sean las
adecuadas,
que reconozcan la dignidad humana y realcen los valores humanos.
Utiliza tus palabras sólo para agradecer, para bendecir, para servir, orientar,
aconsejar y promover acciones positivas de superación,
crecimiento y armonía
entre todas las personas.
Descontamina tu palabra de mentiras, pues son una
forma de violencia.
Nunca utilices tu palabra con rudeza ni en forma grosera.
Usa el poder de tu palabra sólo para dignificarte.
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