Es la capacidad humana que todos tenemos
de concentrarnos en algo y de hacerlo crecer.
Como el jardinero que se
concentra en una flor,
hasta que esta se abre y esparce su fragancia,
podemos
concentrarnos en lo que queremos
y de esto, extraer lo que necesitemos.
No es,
sin embargo, algo como obstinación,
pues esto ahogaría lo que queremos
y no le
daría espacio para crecer aún más.
Dedicarse a algo debe ser con un suave
equilibrio,
donde yo sea capaz de ver que mi fuerza está
yendo en una dirección
correcta,
pero sin sentir la presión que deriva de esto.
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