Para un auténtico bienestar
holístico,
se le debe dar tanta importancia al
yo interior como al estado
físico.
Si descuidamos el bienestar de la mente,
empezamos a estar tensos
y
pálidos e incluso podemos llegar
a estar gravemente mal.
No sirve de mucho
mantener
el templo si el santuario interior es una ruina.
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