Acuérdate
que cosecharemos, infaliblemente,
lo que hayamos sembrado.
Si sufrimos es que
estamos cosechando
los frutos amargos de los errores que sembramos
anteriormente.
¡Pon tu atención en el momento presente!
Siembra sólo semillas de optimismo y amor,
y recogerás mañana los frutos
maduros de la alegría y la felicidad.
Cada uno recoge, ni más ni menos, lo que
sembró.
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