Sea un diamante. Un diamante tiene muchas caras, pero todas
brillan incesantemente.
Es duro, pero suavemente se adapta a la joyería más
fina y más delicada.
Es transparente, pero tiene un color propio.
Ser como un
diamante significa desempeñar varios papeles,
pero siempre estar brillando.
Ser
firme consigno mismo, pero muy, muy suave.
Y ser transparente con los demás,
sin perder su individualidad.
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