martes, 1 de mayo de 2012

El dracma pone en peligro el futuro del euro


Era un rumor que con la crisis impregnaba el ambiente y los corrillos económicos desde hace meses: la posibilidad de que el euro desaparezca algún día por culpa de la crisis. Hasta ahora no se podía documentar, todo se basaba en meras especulaciones… Hasta hace unos días, cuando un mecanismo oficial ha dado una pista de lo que puede ser el fin de la moneda única.
El responsable ha sido el Banco Europeo de Inversiones (EIB), una institución financiera de la UE que, para protegerse de un posible impago de Grecia, ha creado una cláusula sorprendente que sopesa la posibilidad de que el país se salga de la UE y vuelva a su moneda original: el dracma.
La alarma se ha desatado después de que este banco firmara un préstamo de 70 millones de euros con el gobierno griego para construir una planta importante de gas en el país. Hasta ahí todo normal, puesto que este organismo está creado específicamente para este tipo de iniciativas específicas de I+D en aquellos países de la unión que lo necesiten. El problema viene cuando, a la hora de negociar este préstamo, la institución ha creado por primera vez en su historia esta polémica cláusula: "el contrato tendrá que ser renegociado en caso de que Grecia se vaya de la eurozona o ante un cambio de moneda".
¿Qué ha llevado al EIB a establecer esta condición? ¿Temen realmente por el futuro del euro? Según el periódico heleno Ekathimerini, el EIB también tiene intención de establecer esta cláusula en sus contratos con Portugal e Irlanda y a largo plazo con todos los países de la UE, ante la posibilidad de una fractura que puede extenderse a toda la región y que puede acabar con el euro, tal y como algunos expertos llevan augurando desde hace tiempo.
La medida, obviamente, ha causado tal revuelo que el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha tenido que salir urgentemente a la palestra para calmar los nervios, calificando esta cláusula de "desafortunada" y asegurando que la organización establecerá toda la presión que haga falta para revocarla de los contratos.
Habrá que ver, de todas maneras, cómo le sienta esta noticia a los mercados y parqués europeos, tan sensibles a este tipo de anuncios, a lo que  hay que sumar la cumbre del consejo del BCE que se celebra esta semana en España. Se presentan, desde luego, curvas peligrosas para el futuro de la moneda única.

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