Era un
rumor que con la crisis impregnaba el ambiente y los corrillos económicos desde
hace meses: la posibilidad de que el euro desaparezca algún
día por culpa de la crisis. Hasta ahora no se podía documentar, todo se basaba
en meras especulaciones… Hasta hace unos días, cuando un mecanismo oficial ha
dado una pista de lo que puede ser el fin de la moneda única.
El
responsable ha sido el Banco Europeo de Inversiones (EIB),
una institución financiera de la UE
que, para protegerse de un posible impago
de Grecia,
ha creado una cláusula sorprendente que sopesa la posibilidad
de que el país se salga
de la UE y vuelva
a su moneda original: el dracma.
La
alarma se ha desatado después de que este banco firmara un préstamo de 70 millones de
euros con el gobierno
griego para construir una planta importante de gas en el país. Hasta ahí todo
normal, puesto que este organismo está creado específicamente para este tipo de
iniciativas específicas de I+D en aquellos países de la unión que lo necesiten.
El problema viene cuando, a la hora de negociar este préstamo, la institución
ha creado por primera vez en su historia esta polémica cláusula: "el contrato tendrá que
ser renegociado en caso de que Grecia se vaya de la eurozona o ante un cambio
de moneda".
¿Qué ha llevado al EIB a
establecer esta condición? ¿Temen realmente por el futuro del euro? Según el
periódico heleno Ekathimerini,
el EIB también tiene intención de establecer esta cláusula en sus contratos con Portugal e Irlanda y a largo
plazo con todos los países de la UE ,
ante la posibilidad de una fractura que puede extenderse a toda la región y que
puede acabar con el euro, tal y como algunos expertos llevan augurando desde
hace tiempo.
La medida, obviamente, ha causado tal
revuelo que el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha tenido
que salir urgentemente a la palestra para calmar los nervios, calificando esta cláusula de
"desafortunada" y
asegurando que la organización establecerá toda la presión que haga falta para revocarla de los contratos.
Habrá
que ver, de todas maneras, cómo le sienta esta noticia a los mercados y parqués
europeos, tan sensibles a este tipo de anuncios, a lo que hay que sumar
la cumbre del consejo del BCE que
se celebra esta semana en España. Se presentan, desde luego, curvas peligrosas
para el futuro de la moneda única.
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