De acuerdo con la historia, el pueblo de Hamelin, una ciudad de la Baja Sajonia, estaba infestado por una peligrosa plaga de ratas, animales muy temidos por el contagio de la peste bubónica.
Un bien dia llego
al pueblo un personaje de indumentaria pintoresca que ofreció a los habitantes
librarlos de los animales a cambio de una cantidad de dinero.
Ansiosos de verse
libres de esa calamidad, los pobladores aceptaron. El hombre saco una flauta y comenzó a tocar
una extraña melodía; a su paso por las calles del pueblo, la música iba
atrayendo a las ratas, que salían de su escondite para seguirlo en multitud.
El hábil flautista
condujo a los animales hasta e rio Weser, los indujo a arrojarse a las aguas e
hizo que murieran ahogados.
Cumplida su misio,
el flautista solicitud su paga, pero los habitantes de Hamelin no respetaron su
compromiso y no le dieron ni un centavo.
En venganza, el flautista saco de nuevo su instrumento y comenzó a
tocarlo y ahora con la finalidad de atraer a los niños del pueblo.
Como hipnotizados
por la música, estos lo siguieron sin resistencia, los condujo a las afueras
del pueblo y los hizo entrar en una gran cueva abierta en la ladera de una
montaña.
Cuando los pequeños
cruzaron el umbral, la caverna se cerró y casi doscientos niños desaparecieron
para siempre. Un pequeño cojo, que no
podía caminar al ritmo de los demás, fue testigo de los hechos, que narro a los
asombrados habitantes de Hamelin.
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