Permite que tu mente se vuelva como un lago tranquilo, sin olas, y
disfruta de esta experiencia.
Al finalizar un día, es importante
sentarse con uno mismo y dejar que la mente se estabilice. Lentamente,
permitir que la mente se vuelva pacífica y serena, como si el día entero
no la hubiera afectado. Para esto, has el ejercicio de enfocarse en un
punto específico y concentrarse en si mismo como si tu fueras un punto.
Visualízate como un punto de luz brillante; un punto no trabaja y no
actúa, simplemente existe y acepta la existencia tal cual es. Al hacer
este ejercicio, poco a poco verás tu mente convertirse en algo más suave
y sutil, lleno de paz y serenidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario