Para armonizar con todos, aprende a escuchar lo que dicen y sienten.
Mucho más que las palabras, las personas cuando nos expresamos emitimos
sentimientos y emociones.
Al escuchar las palabras, se está meramente
oyendo lo que el otro dice y es algo mecánico, no muy profundo.
Cuando percibo sus sentimientos, entonces empiezo a abrir una nueva puerta para
la comunicación, pues daré una respuesta no solamente a las palabras sino
también a las emociones que el otro siente.
Y de esta forma, convertimos la comunicación diaria en un ejercicio de humanismo.
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