Todos los días, cuando
despiertes, mira al sol. Vas a ver que el sol no pára, apesar de lo que pueda
estar sucediendo alrededor de él. El sol no se perturba si alguna nube trata de
interrumpir su brillo, o que alguien cierre la ventana en su cara. Todos los
días, antes de irte a dormir, piensa en el día que tuviste. Siénte como si
fueras un sol, poniéndose en el horizonte, después de un día de trabajo
perfecto, para alistarse a nuevamente nacer el día siguiente.
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