El poder de la percepción es sutil.
Implica que debo sentarme, de tiempos en tiempos,
y verificar mis pensamientos, actos y palabras.
Al verificarme de esta forma, puedo entonces transformar
cualquier actitud o comportamiento equivocado que tenga.
Percibir no significa mirar a los demás y compararse.
La comparación solo es válida cuando no hay sentimiento de inferioridad
o superioridad, sino que hay respeto y amor.
De esta forma, puedo percibir con claridad los cambios
que debo realizar en mi.
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