Ángel Santo amado de Dios, que después de haberme tomado por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y dirigirme; yo te venero como protector, te amo como custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para ser gobernado por ti.
Te suplico, que
cuando sea ingrato para ti sordo a tus inspiraciones, no quieras, a pesar de
esto, abandonarme; sino ponme pronto en tu recto camino, si me he desviado de
él; enséñame si soy ignorante; levántame si he caído; sostenme si estoy en
peligro; condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna.
AMEN
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